Federico León estrenó recientemente la obra El trabajo y sobre la misma expresó: “En los talleres cuando aparece el cuerpo, hay algo para mí que se libera, que te permite llegar a lugares mucho más profundos. Hay algo de la cabeza/control, y el cuerpo mucho más instintivo. Me gusta también la mezcla, un cuerpo mental o una mente corpórea”. A lo que añadió: “Algo que aparece mucho es que por ahí están improvisando en los talleres, en las clases, y hablo mucho. Hay algo de intentar responder a estos estímulos permanentes, que algo de la velocidad y el desorden mental llevan a un lugar de la mente menos controlada”.
Asimismo, el también director y docente de teatro indicó: “La pregunta que a mí me parece interesante en los talleres es '¿En qué estoy? ¿Qué necesito hoy yo?'. Me acuerdo cuando estudiaba con Briski, después pasé a estudiar con Bartis, y alguien me había dicho que era más físico y que se disfrazaban. Yo venía de Norman que era algo más de terapia grupal, más de la exposición bruta; la obra tiene mucho que ver con eso desde un lugar humorístico, como si hubiese podido drenar algunos traumas. Lo otro, lo de Bartis, era actuar pero también después no era solamente físico”.
“A mí me parece que todo el mundo se trabaja de alguna manera, más o no consciente. El trabajo tiene que ver con trabajarse a sí mismo, llevar consciencia a algo. Todas las personas, de todas las clases, hacen un trabajo sobre sí mismo”, señaló en diálogo con el programa El Holograma y La Anchoa. “El arte también, hay un texto que le digo sobre el final a un personaje sobre esto de que 'todo lo transformas en una idea'. Eso lo puedo pensar en mí, que estoy en una pelea o discusión de pareja y ya algo aparece, algo te salva ahí. Ese te salva es una trama, me sirve para algo, me estimula y ya me sacó de la situación. Es utilitario, que es lo que habla bastante Krishnamurti, esto de atravesar los estados hasta el final. Cada vez menos no queremos atravesar procesos”, agregó.
Por otra parte, contó: “Una parte del taller trabajamos con los sueños. Te los tenes que acordar y lo que empieza a pasar es que a lo que le das bolilla aparece, está ahí; no me acuerdo los sueños pero hacemos este trabajo del noctario, que es como un diario pero de la noche. Varios empiezan a decir que sueñan más, algo que uno alimenta, que uno entrena, un trabajo”. Mientras que continuó: “Jung habla mucho de lo que uno deja en la sombra y te empieza a golpear la puerta. Llamémoslo tu parte oscura, que no asumís, que no integraste. Esta imagen que si no le das bolilla te va a seguir reclamando, entonces está bueno que le des un poco de bola en principio, después veras que lugar le das en tu vida. Un poco algo del mundo y de cómo estamos tiene que ver con eso, algo que vos no asumís aparece afuera exageradamente”.